sábado, 17 de mayo de 2014

ESPAGUETIS DE PATATA SIN GLUTEN CON ESPIRALIZADOR

El espiralizador es un fabuloso cachivache usado sobre todo por vegetarianos, veganos y crudívoros...Cuando lo vi por primera vez en la red no pensé que valiera la pena comprarlo; me pareció que ocupar un espacio más de la cocina para un aparato que sólo hace una cosa no tenía mucho sentido.
Pero he aquí que hace poco cierta web que no nombraré, ejem ejem...,me tocó la moral. Era una web que dedicaba cada día un espacio a "esas cosas bizarras e inútiles que nadie compraría pero que sorprendentemente existen". Pues bien, ahí, entre trastitos varios...estaba el espiralizador! Por supuesto, la página estaba llena de respuestas, todas ellas respetuosas, de personas que afirmaban tenerlo y usarlo y que no se arrepentían de haberlo comprado. Así que, picada mi dignidad de vegetalívora (bonito palabro), me puse a la búsqueda del aparatito, vi que no era tan grande ni tan difícil de limpiar como pensaba...y ya lo tengo en casita.
Por supuesto, al principio de tenerlo (yo estoy en esta etapa) te pasas el día espiralizando: pepinos, calabacines, patatas, zanahorias...Es, como leí en algún blog, como cuando te compras una plastificadora: de repente te das cuenta de que tienes en casa un montón de cosas sin plastificar.
Hasta ahora, lo que me ha gustado más en versión espiralizada (en realidad salen espirales de la máquina, pero luego se alargan hasta tomar forma de espaguetis) es el calabacín. Como no estás tomando pasta de trigo te ahorras todas esas calorías, lo cual puedes compensar con una buena salsita bien consistente...y hasta puedes acompañar estos espaguetis con pan, que hacerlo con los convencionales, digan lo que digan, es un poco redundante.
En mi canal de YouTube tengo ya algún video del espiralizador en acción; en esta entrada os mostraré lo más curioso que salió de él: unos espaguetis de patata deliciosos.

Foto a foto veréis qué maravilla de aparato, si es que no lo conocíais ya.

Lo que queramos espiralizar lo colocamos bien sujeto de esta manera:




Luego le damos a la manivela...y mirad, mirad lo que sale:









¿No son preciosos? Son de patata en este caso, pero si fueran de pepino, calabacín, remolacha, rábano, etc...no haría falta cocinarlos. Pero la patata...no sé si se puede tomar cruda, así que lo que hice es lo siguiente:

Primero la puse en una olla con una mínima cantidad de agua y la cociné moviéndola durante un rato hasta que perdió volumen.

Después la sequé con cuidado, puse un poco de aceite en una sartén antiadherente y fui cocinando los espaguetis, moviendo continuamente, hasta que tomaron algo de color y estuvieron blanditos. Creo que fue algo menos de diez minutos.





Hay que decir que es difícil evitar que se apelmacen...yo con el borde de la cuchara de madera iba separándolos, con lo cual también los iba partiendo, de manera que los espaguetis van tomando un poco el aspecto de fideos.





Pero bueno, el resultado fue bastante bueno:





Por supuesto, lo dieal sería freírlos en abundante aceite caliente, pero con mi técnica también quedaron muy bien: se sirven inmediatamente y están riquísimos.


Si queréis ver un video de mi espiralizador en plena acción:


Para una visión general de mi canal de YouTube, clic  aquí

PASTEL SIN GRASA, SIN AZÚCAR, SIN INGREDIENTES ANIMALES

Aunque como suele ser mi costumbre he incorporado algunas variaciones, la receta básica de este pastel o pan dulce la podréis encontrar en LoveFoodEat bajo el nombre de Healthy Banana Bread.
Cuando decimos sin grasa y sin azúcar nos referimos grasa o azúcar añadidas, por supuesto, ya que contiene otros ingredientes que sí le aportan dulzor de manera natural: dátiles, puré de fruta...E igualmente las semillas le aportan grasas beneficiosas para la salud.
El resultado es un pan compacto de dulzor sutil, que no empalaga y que, por supuesto, tiene muchas menos calorías que su supuesto equivalente con azúcar, y no digamos ya con grasas varias añadidas.





También tiene la ventaja dietética de estar hecho exclusivamente con harina integral. Escoged una buena harina integral de trigo, comprada en un sitio de confianza y no en un supermercado donde la harina integral no es más que harina blanca con unos cuantos salpicones de salvado.

INGREDIENTES

Dos tazas (medidas de cuarto de litro cada una) de harina de trigo integral de calidad
Dos tazas de banana muy madura machacada (más abajo os explico qué usé yo en realidad)
Una cucharadita de polvos de hornear (levadura química)
Media cucharadita de sal marina
Media cucharadita de canela molida
Un cuarto de taza de dátiles finamente picados (también aquí hice variaciones)
2 cucharadas de semillas del lino pulverizadas en el molinillo y remojadas en media taza de agua
2 cucharadas de semillas de sésamo (ver nuevamente más abajo mi versión).

PREPARACIÓN

Precalentar el horno a 150 grados; así es como se indica en la receta; la verdad es que yo usé mi panificadora, así que no hubo necesidad de precalentar.

Si usáis los plátanos (recomiendo los de Canarias) muy maduros machacados, perfecto. Yo no tenía tantos plátanos para llenar dos tazas y los que tenía no estaban maduros, así que hice lo siguiente:

Los plátanos que tenía los cociné en mi minihorno hasta que quedaron así:








Por cierto que este es un postre riquísimo en sí mismo y muy original servido en su piel...Los míos no quedaron completamente negros pero si los dejáis un poco más en el horno parecerán de azabache.

Con estos tres plátanos pequeños completé la medida de una taza, y para la que faltaba usé dos tarrinas de puré de frutas para bebés, de los que no contienen cereales ni leche; es decir, sólo fruta. Manzana y plátano en mi caso, pero podéis elegir a vuestro gusto.

Por otro lado, en lugar de usar sólo dátiles (si tenéis dátiles Medjool es lo ideal), incorporé también arándanos secos, Lo piqué todo junto.

Del mismo modo, como no tenía semillas de sésamo solas, usé una mezcla de sésamo, calabaza y girasol, que piqué en el molinillo de café que tengo reservado para este cometido.




En fin, en la foto siguiente veis ya el bol preparado para hacer la mezcla final. Tenemos la harina bien mezclada con la levadura y la sal y, encima, la mezcla de fruta seca, las semillas de lino molidas y con su agua de remojo, las semillas picadas el puré de frutas y el plátano.





Ahora con una espátula flexible, de silicona, mezclamos sin batir hasta que no quede nada de harina seca en el bol; pero hemos de procurar no batir ni mezclar durante un tiempo excesivo. La masa nos quedará así:





Esta masa la vertemos en nuestro molde para horno; si no queremos añadir grasa, que sea de silicona o forrado con papel de horno. En la foto la veis en el fondo de la oscura cubeta de mi panificadora...por eso no se ve muy bien. Notad que cubrí la superficie, presionando con cuidado para que se adhiriera, com más mezcla de semillas.






Yo con mi panificadora uso el programa horno (no el de bizcochos, ya que siempre prefiero introducir en la máquina la masa ya mezclada), que cocina más lento que un horno normal (más o menos una hora y diez minutos es necesario para un pastel), pero en la receta original aconsejan entre cincuenta y sesenta minutos; recordad que el horno se usa a 150 grados, una temperatura bastante moderada. La idea es que no nos quede un pan dulce reseco.

Como estoy a dieta, pesé y medí escrupulosamente los ingredientes y me salió cada trozo a unas 60 calorías. Eso sí, son pequeños; el total del pastel se divide en veinte "fingers", que dirían los ingleses, como los de la foto.







Por cierto, por si queréis las cantidades exactas en gramos: 337 gramos de harina, 30 gramos de arándanos, 64 gramos de dátiles y lo demás como se indica en la receta. Aunque, pensándolo bien...también usé mezcla de semillas para cubrir el pastel y eso no lo conté...