lunes, 23 de julio de 2018

GALLETAS SIN GLUTEN

Estas galletas finísimas y supercrujientes no tienen gluten ni contienen ningún ingrediente de origen animal. Para hacerlas he utilizado la mezcla especial para bizcocho de Hacendado, a la venta en los supermercados de la cadena Mercadona, Hasta ahora esta premezcla me ha dado muy buen resultado en bizcochos y, como demuestran las fotos, ahora también en galletas. Realmente están deliciosas como las que más. 

INGREDIENTES

5 cucharadas de aceite de oliva virgen (sí, no tengáis miedo al sabor fuerte porque éste no se nota en las galletas.Otro falso mito a destruir)

Medio vaso de leche vegetal (yo he utilizado una cucharada de leche de almendra para diluir marca Almendrina, diluida en medio vaso de agua).

Media taza de azúcar moreno (el mío, de la marca Acor)

Una cucharada de pasitas picadas (para que no sean demasiado grandes y rompan la galleta)

Unas gotas de aroma de almendra amarga. Yo uso la marca Dr. Öetker.

Tres cucharadas de coco rallado

Harina sin gluten; partes iguales de la mezcla para Bizcocho de Hacendado y harina de arroz. Se podría utilizar solamente la mezcla de Hacendado, pero como esta viene en paquetes pequeños y además es bastante cara...siempre alargo las recetas con harina de arroz. También de Mercadona, por cierto. 

Opcional: cacao puro sin azúcar. Yo suelo hacer una parte de las galletas sin cacao y otra con. Os enseñaré fotos de ambas. 

Para decorar, si queréis, podéis usar piñones. 

PREPARACIÓN

Es una receta que necesita muy pocos cacharros, ya que todo se va incorporando en un bol. 

Ponemos en el susodicho el aceite, la leche vegetal y el aroma de almendra y mezclamos un poco con la espátula.

Añadimos el azúcar y  mezclamos un poco más. Inmediatamente después el coco rallado y las pasitas. 

Ahora vamos a ir incorporando harina, un poco de cada una de las mencionadas. No os doy la cantidad porque se trata de ir incorporando hasta conseguir la consistencia deseada. 

Así pues, vamos poniendo harina gradualmente, incorporándola totalmente a la mezcla a cada paso, hasta que tengamos uaa consistencia pastosa, es decir, ni líquida ni sólida. Desde luego, mucho más espesa que la masa para bizcocho. Para haceros una idea, cuando la toméis con una cuchara no tiene que gotear ni mucho menos, ni siquiera si le dais la vuelta a la cuchara, pero si intentáis cogerla con los dedos se os quedará pegada. 

Preparamos una bandeja de horno forrándola con papel encerado y vamos despositando cucharaditas de masa bien separadas sobre el papel. Digo cucharaditas, no cucharadas, y digo bien separadas...porque durante el horneado la masa se extenderá mucho, y no queremos que se peguen las unas a las otras. Tened en cuenta que cada galleta finísima que veis en las fotos era al ponerla en el horno un trozo de masa gordito, al que ni siquiera hemos de preocuparnos de dar forma porque la gracia está en que él mismo tomará la que le dé la gana. 

Como veis en las fotos, yo las he adornado con piñones, no solo para decorar sino para darles un sabor característico. También podéis usar almendra picada gruesa, no un fruto seco grande. Para añadirlos, cuando las galletas crudas ya están en la bandeja "espolovoreamos" los piñones sobre ellas y presionamos  delicadamente para que se hundan un poco. Sólo un poco. 

Haced las galletas a 180 grados sin perderlas de vista, ya que al quedarse tan finitas se pueden quemar. Pueden tardar entre 20 y 30 minutos, según el horno, y tienen que quedar bien doraditas también por arriba, así que si es necesario poned calor arriba aunque sea un ratito al final. 

Si queréis hacer las de cacao, reservad una parte de la masa y añadidle una cucharadita o dos de cacao puro. Éstas se espesan un poco más, ya que el cacao actúa un poco como  una harina, pero de todas maneras en el horno se expanden igual que las anteriores. O sea, ambas quedan finitas, finitas, con los bordes algo caramelizados. Una delicia, vamos.

Una cosita: para saber si están hechas no se mira si están duras, porque estas galletas no se endurecen dentro del horno, sino si están doraditas sobre todo por los bordes. Cuando las saquéis, dejadlas tranquilas al menos 10 minutos, veréis como se endurecen rápido. Realmente al salir del horno están blandísimas.












La última foto es de las que llevan cacao. 

Como veis, las galletas quedan como con unas rajas que hacen que parezcan quebradizas, pero son bien consistentes. 

Justo cuando se han endurecido es cuando mejor están, pero podéis cuardarlas en una caja de lata durante un día máximo. Con más tiempo no es que se echen a perder, pero realmente es una lástima no tomarlas en el día. 

Animaos a probadlas y haced vuestras variaciones con distintos aceites, leches vegetales, frutos secos...