sábado, 11 de mayo de 2013

CUBITOS DE CALDO VEGANOS AL ESTILO POLLO

Una receta adaptada del libro The Vegan Slow Cooker, de Kathy Hester, que nos permite aprovechar nuestro crockpot u olla de cocción lenta a tope, aunque seamos veganos.

La olla de cocción lenta, un aparato que se hizo muy popular en los países anglosajones hace ya cincuenta años, se basa en el principio de la cocción tradicional de nuestras abuelas. La temperatura a la que cocinan es muy baja, de manera que la mayoría de las veces las comidas necesitan toda una mañana o noche para hacerse. Además, estas ollas suelen tener una cazoleta interior de barro o cerámica, lo que igualmente contribuye a evocar las antiguas ollas en que se cocinaba hace años, y no sólo hace años sino también ahora, sin ir más lejos en Mallorca con las populares greixoneres.

Pues bien, yo compré mi primer slow cooker, que así también se llama en inglés, hará ya unos diez años. Luego he ido teniendo otros de diferentes tamaños, y el que estoy usando más ahora es el que compré en un comercio de productos chinos...Me sorprendió encontrarlo allí, primero pensé que sería uno más de los consabidos cocedores de arroz que tanto abundan en estas tiendas...Pero no, en la caja claramente lo decía en inglés, slow cooker. En el aparato en sí todo está indicado en chino, pero como ya soy algo experta en esto, ningún problema. Tiene como todos una rueda selectora de temperaturas para elegir la baja, la media o la posición auto, que es como un híbrido de las anteriores. El interior, desmontable y lavable, es completamente de barro, parecido al de esas teteras chinas tan valoradas cuyo nombre no recuerdo ahora. Es decir, no es barro esmaltado sino mate y poroso. Es un aparato fantástico, solamente hay que tener cuidado con no romper la cazoleta de barro...Aunque por 25 euros que cuesta todo...La verdad es que son una ganga, y los hay en diferentes tamaños según los requerimientos.

Tradicionalmente estas ollas se han usado principalmente para cocinar carne...Estofados y todo eso. Así que indefectiblemente, cuando una se hace vegetariana, piensa que podrá usar el slow cooker mucho menos. Eso me pasó a mí, que tuve la olla abandonada durante meses. Pero un libro como éste realmente nos lo redescubre. Podemos hacer sopas, salsas, seitán casero, cereales, dulces y hasta pan y pizza. No veáis cómo queda la pizza con la masa directamente hecha sobre el interior de barro...Es como si se hiciera a la piedra.

Ahí va pues este caldo casero en cubitos para utilizar en cualquier preparación. En el libro hay dos recetas, una al estilo pollo y otra al estilo buey. Yo he hecho la primera.

INGREDIENTES

Una cebolla grande cortada en cuartos
Dos zanahorias medianas a rodajas gorditas
Dos ramitas de tomillo fresco, o una cucharadita de tomillo seco.
Dos tallos de apio, cortados a trocitos
Dos ramitas de perejil
Media cucharadita de pimienta negra
Media cucharadita de sal
Media taza de agua
Media taza (50g) de levadura nutricional

Yo he usado todas las hierbas frescas y he puesto algo menos de levadura, puesto que ya se me está acabando y como todavía no he encargado más...He preferido racionarla un poco, ya que es un ingrediente que uso casi cada día por sus propiedades nutritivas y saborizantes.
Con estos ingredientes sale un caldo nada salado, lo cual es una ventaja...Sin nuestras recetas las queremos más saladas, ya añadiremos sal por otro lado...Y si usamos un cubito de caldo para hacernos una sopa...No nos resultará saladísima como ocurre con los cubitos comerciales.

Este caldo se conserva en la nevera una semana, pero yo siempre lo congelo en bandeja de cubitos o similar, ya que es tan fácil descongelarlos que no vale la pena arriesgarnos a que se nos eche a perder o pierda propiedades.

PREPARACIÓN

Ponemos en el interior de barro o cerámica de la olla todos los ingredientes menos la levadura. Conectamos a temperatura baja, tapamos y dejamos que se haga entre ocho y diez horas. La cantidad de agua es poca, pero no se necesita más: no estamos preparando un caldo al uso, sino un verdadero concentrado.
Una vez pasado ese tiempo, que puede ser perfectamente por la noche mientras dormimos, retiramos el tomillo, añadimos la levadura y trituramos todo con la batidora o similar hasta que nos quede lo más fino posible.
Congelamos en porciones pequeñas o medianas. Yo uso moldecitos de silicona para bombones y unos moldes para polos que son un poco maá grandes, pero que no lleno del todo.







Podemos guardar los cubitos de caldo desmoldados dentro de una bolsa en el congelador.



2 comentarios:

  1. Sabes si el libro de Kathy Hester se publica en español? Solo lo encuentro en la versión inlgesa a través de Amazon.

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    1. Pues me parece que, efectivamente, sólo existe en inglés...

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